A lo largo de nuestra vida hemos tomado muchas decisiones sin pensar y una que otra a la ligera, sin embargo decidirnos que ya era tiempo de que llegaras a casa y nos cambiaras la vida por completo, nos tardó días, semanas y años enteros. Lograr despejar nuestras dudas y terminar convencidos que estábamos listos para ti, no fue tarea fácil.
Pero si soy verdaderamente sincera contigo, debo confesar que los titubeos nunca se borraron por completo, que los miedos que intentamos espantar entre los dos, aún pululan distraídos en el aire.
Debo contarte también que hay días de flaqueza, que hay momentos de pánico, que nos aterra perder independencia, que nos cambia el semblante la sola idea de no viajar por el mundo tan espontáneamente como hasta ahora, y aunque suene muy egoísta también, tememos postergar nuestros gustos y necesidades por las tuyas.
Nos costó hacer el balance de estos años que llevamos juntos, para concluir que había llegado el tiempo y el lugar para ti.
Hemos analizado detalladamente y seguido los consejos de nuestro corazón, para determinar que sí, que efectivamente este amor nuestro es lo suficientemente fuerte y profundo para incluirte, que nuestros brazos debiluchos se han vuelto capaces de sostenerte y que a nuestra rutina tu ausencia le ha robado descaradamente la sonrisa.
Por mi parte he dejado de visitar con frecuencia mis tiendas favoritas, ahora camino por las calles y me hago la loca para evitar la tentación. Me tomo más tiempo para comparar precios en el supermercado y procuro alimentarme más sano y mejor.
Él ha decidido trabajar horas extras y llega por eso un poco más tarde y más cansado que de costumbre a casa. Dejó a un lado los catálogos con accesorios para motocicletas y renunció a su idea con los trenes a escala porque decidimos que ese espacio sería exclusivamente reservado para ti.
No hay certeza que estemos haciendo lo correcto, tampoco puedo prometer que seamos los mejores cuando llegues; que te podamos comprar los juguetes más sofisticados, la ropa más cara o pagar la escuela más exclusiva.
Sólo quiero que sepas que eres deseado y bienvenido.
Que hemos crecido y madurado para ti.
Que somos el uno para el otro.
Que estamos a la espera.Que no hay día que no añoremos con ansias que te decidas por fin anidar en mi vientre.
Tengo la seguridad que te encuentras detenido en el aire, mecido por la tibieza de mis más profundos anhelos.
Que pronto ha de llenarse el lugar más importante que tiene reservado mi vida y ba
ará mis días con auténtica ilusión.
Debe ser entonces, que lo más bonito y preciado se toma su tiempo en llegar; pero cuando las
ganas son genuinas, cuando el amor es real, la espera nunca desespera.