miércoles, 6 de febrero de 2013

Je voudrais un jus d'orange s'il vous plaît

De las clases de francés lo único que se me quedó grabado fue: "Je voudrais un jus d'orange s'il vous plaît", debe ser por eso que de regreso de nuestras vacaciones en Francia no podíamos ver ese bendito jugo ni en pintura!
Qué curioso que decidiera sacarme el clavo con ese idioma precisamente aquí en Alemania y que tú soñaras convertirte algún día en embajador.
Recuerdas cómo divagábamos y me proponías descaradamente ser tu secretaria con "beneficios"?
O cómo escuchábamos juntos por horas canciones de Edith Piaf y juramos alquilar un convertible antiguo para pasear por la Côte d'Azur una tade de verano...
Son alrededor de 25 los países que hemos recorrido juntos y la verdad que de las ciudades perdí hace mucho ya la cuenta, pero sé que en el fondo nos encanta postergar el viaje que una vez nos prometimos.
Es nuestro pendiente favorito.
Sé exactamente que llevaba puesto y hasta cómo tenía arreglado el cabello el día que te conocí, probablemente tú perdiste ya el registro; yo conservo en cambio nítidamente los detalles para poder narrarlos un día no muy lejano a nuestros hijos.
Déjame decirte que tú te has convertido con los años en la coincidencia más bonita, mi razón para creer en las segundas oportunidades, en los amores de lejos y en los finales felices.
Lamento haber echado a perder tus planes de pedirme la mano en una góndola por aquél entonces en nuestro viaje a Venecia; pero es que fuiste tan obvio y yo tenía tanto miedo, que no pude evitar postergar tu pregunta hasta unos minutos antes de partir.
Ya ves que no hacía falta estar a la luz de las velas ni en alguna ciudad pequeñita de Italia?
Qué romántico se volvió Berlín y su cafetería esa inolvidable mañana, que rico estuvo mi café y qué fresco estuvo tu jugo de naranja... qué difícil se me hizo subir al avión, pero que linda nuestra promesa de reencontrarnos para siempre.
Debe ser por eso que amo tanto los aeropuertos, por eso trabajé feliz en más de uno a pesar de sus horarios complicados; amo lo abrazos, los encuentros, las cartitas de amor jurando fidelidad, los ramos de flores, los carteles coloridos, las promesas al oído y hasta amo también las despedidas...
Y es que cada adiós lleva consigo un hasta pronto pendiente. 
Una esperanza tácita, una mariposita en la barriga...
Matricúlate de nuevo en el curso de francés, vuelve a llegar tarde para encontrarte conmigo en la escalera, pregúntame por el salón número 321, resérvame sin querer un asiento a tu costado.
Cásate de nuevo conmigo, todos los días de mi vida.
Feliz Tercer Aniversario Markusito, embajador de mi reino, compañero de viajes, amor de mis amores... papá de mis hijitos!

viernes, 18 de enero de 2013

Love Manifesto

Ahora que sé de ustedes, que los llevo conmigo a todos lados, no puedo evitar hablar frecuentemente con Dios y agradecerle diariamente por el regalo tan maravilloso que representan en mi vida; pedirle además con todo mi corazón, con toda la fe y la fuerza interna que poseo, con cada fibra de mi cuerpo y todas las ganas que habitan en mí; que los cuide. Que los proteja de todo mal y que bendiga cada segundo de sus días.
Si hay algo que más deseo profundamente, es que sean felices.
Verdaderamente felices. Sin falsas pretensiones ni ideas equivocadas de la felicidad.
Con todos los años de ventaja que mamá lleva en el mundo, les puedo adelantar que es mucho más fácil sonreír con los labios que sonreír con el corazón.
Y es precisamente aquí dónde me detengo para hacerles una primera confesión; mis niños hermosos, si hubo algo, un momento indescriptiblemente maravilloso para sus papis durante este tiempo de espera, fue la mañana inolvidable de nuestras vidas, que vimos por primera vez latir sus corazones.
Créanme que desde entonces papá y mamá no anhelan más, que hacer de ellos unos corazones llenos de bondad, compasión por el prójimo y nobleza.
De sólo imaginarme que con esos mismos corazones pequeñitos y saltarines habrán de enamorarse, hacer buenos amigos y amar a sus propios hijos, no puedo evitar sentirme afortunada, sobre todo al saber que por un tiempo, ellos latieron sin parar dentro de mí.
Sé que por ahora, mientras el vientre de mamá los cobije, he de cuidarlos como mi posesión más sagrada y valiosa, pero no tardará el día en que sean personas independientes y tomen sus propios caminos. 
Cuando ese día llegue, llevarán desde entonces (y para siempre), una parte de sus padres con ustedes, sólo esperamos haber hecho un buen trabajo para que tomen las decisiones correctas. Para que actúen con rectitud, para que sean hombres y mujeres de bien, que toquen la vida de los demás y contribuyan con su granito de arena a hacer de este mundo, un lugar mejor.
No me interesa que saquen necesariamente las mejores notas en la escuela o en la universidad, en esta vida acumular cartones y diplomas no sirve, si es que no somos capaces de tomar decisiones inteligentes en los momentos realmente importantes, me interesa en cambio que sean personas con criterio y ciudadanos con valores.
Tampoco espero como señal de éxito en sus vidas, que posean cuentas de banco abultadas, carros costosos o mansiones con piscina; no mis amores, el verdadero triunfo personal se mide distinto.
Una casa grande pero vacía, no es lo mismo que un hogar y una cena caliente en la mesa para compartir.
No es necesario tampoco conducir autos lujosos para llegar a nuestro destino.
Y la verdad es que lo más necesario, lo más importante y esencial en la vida, no se puede pagar con billetes ni dibujando ceros en los cheques. 
La ropa de marca o los zapatos de diseñador, no los harán personas mejores ni más hermosas. 
La verdadera fortuna descansa en aquello y aquellos que no nos costó precisamente dinero.
Hay tantas cosas que me gustaría contarles, pero sé que aún nos queda mucho tiempo para estar juntos, para salir a caminar y conversar largamente.
Sólo quiero terminar esta vez, declarando que los amo, incondicionalmente, independientemente de sus aciertos o de sus errores.
Dejarles en claro que ustedes son para papá y mamá, el milagro más hermoso, la señal más clara de que Dios nos ama y nos ha bendecido. 
Que nos cambiaron la vida para siempre. Para mejor.
Que no hay, ni habrá día desde que entraron en nuestras vidas, que no nos esforcemos por merecerlos, por hacernos dignos de ustedes.
Que son lo más bonito que jamás nos hubiéramos podido imaginar, la felicidad más profunda, lo único perfecto en un mundo imperfecto, el amor con nombre y apellido.
Con nuestro apellido.