martes, 15 de marzo de 2011

Home sweet...

El diccionario lo define como una casa o domicilio, un sitio donde se hace lumbre, una familia o grupo de personas emparentadas que viven juntas.
Mi definición en cambio, ha ido variando y adoptando su forma más plena a través de estos últimos años.
Mis pasos han ido con el tiempo amoldando mis zapatos a muchos nuevos caminos. Mi sombra siempre fiel, echa de menos algunas viejas compañías.
Nadie es dueño del futuro que le toca vivir, que además de ser tan incierto como los días soleados en invierno, o la llovizna inesperada de verano; nos sorprende con sus vuelcos intempestivos y va dibujando así lo que llamamos a grandes rasgos, destino.
Cuando camino por estas calles que en ocasiones me parecen del todo ajenas, me recorre una sensación de nostalgia y me pregunto a mí misma, cómo es que llegué a parar aquí.
Nada nos asegura que el viejo paisaje de infancia nos acompañe por el resto de nuestros días, sin embargo nuestros recuerdos son tan fuertes, que hacen que permanezca intacto como una fotografía enmarcada en nuestra memoria que escapa del olvido.
Desde muy chica yo solía quedarme mirando fascinada a través de las ventanas, vicio que todavía conservo, sobre todo de aquellas que iban en constante movimiento, y así sentada dentro de un carro o autobús, mis ojos iban dictándole a mi mente mil historias en simultáneo. Contemplaba atenta esa masa de gente que a su vez constituía cada una, un universo diferente.
Cada rostro, cada ser, eran los personajes con roles principales en la película muda de mi imaginación.
Te has preguntado tú a dónde van o de dónde vienen?
Algunos personajes actúan en solitario, como si se tratara del aria de su ópera personal. Otros se la pasan rodeados de actores secundarios, para así disimular su miedo escénico.
Lo cierto es que todos vamos y venimos, muchas veces llegamos puntuales, otras en cambio se nos retrasa el tren.
Algunos viajes son más cortos que otros, y hay como en mi caso, a quienes el destino les colocó en el bolsillo el billete de ida que te hace cruzar mares, continentes y océanos distintos.
No es sencillo levantarte lejos del lugar al que por mucho tiempo llamaste hogar, de ese espacio geográfico que te vio nacer y te acogió mientras crecías lo suficiente para decidir si es allí donde realmente pertenecías.
Cada día lejos del territorio que guarda con celo tus mejores recuerdos, de la voz tibia de tus caras conocidas; es un reto y una pequeña batalla personal, para demostrarnos, aquellos que estamos lejos, que toda esta distancia de por medio, termina valiendo la pena.
Probablemente muchos tengamos motivos diferentes, algunos quizás viajen para asegurarles a quienes aman y de ellos dependen, un futuro mejor. Otros van en busca del éxito y la buena fortuna. Hay quienes siguen fervientemente sus ilusiones, y quienes sólo al lado del que se encuentra lejos, se sienten completos.
Lo que todos ellos tienen en común, a fin de cuentas; es que se atreven a extrañar, a alejarse kilómetros, a hacerse fuertes en la nostalgia.
Pero lo que más importa es lo que al final descubrimos, que no hay hogar más dulce que aquél que llevas siempre contigo, el que se encuentra atesorado en el corazón, en el alma de nuestros buenos recuerdos, en nuestras ganas de conquistar cualquier lugar ajeno y volverlo simplemente, NUESTRO. 





Feels like home (for Luka) von yansonger

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