domingo, 6 de marzo de 2011

La curiosidad más bonita

Me gustaría saber qué se siente cuando el amor y lo más puro de tu esencia, te miran tiernamente con los ojitos que la genética robó, para cedérselos buenamente a esa pequeña carita.
Siento curiosidad por tocar aquel cuerpecito construido con las fribras más perfectas de mi corazón, y reconocer en cada diminuto rincón mi tesoro más sagrado.
Quiero arrullar con las notas suaves de mis palabras, los días maravillosos que me regalarán su sola existencia y velar noche a noche su sueño callado.
Ansío besar a escondidas su frente, proteger cada días sus pasos y celebrar con una fiesta de besos cada nueva palabra aprendida.
Deseo averiguar cuánta es la magia necesaria que mamá compartía de chiquita conmigo. Quiero esforzarme y gastarme mi tiempo en ser tan o más perfecta.
Anhelo contemplar su vuelo y ayudarle a extender firmemente sus alas.
Ser dos de sus sílabas favoritas, un abrazo siempre tibio, a tiempo y protector.
Estoy segura que aguarda igual de impaciente por mí, y debe ser que espera solamente el día indicado, para demostrarme que esos nueve meses fueron solamente el comienzo de una vida más feliz.



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