No es para nada sencillo conquistar un país que te fue al inicio totalmente desconocido. Lidiar con sabores distintos, con un idioma nuevo; gente y hábitos diferentes a los que estabas acostumbrada y finalmente un clima tan diverso como las pruebas que en el camino hay que enfrentar. Cambiar las sonrisas y abrazos de los que extrañas por correos electrónicos, cámaras web y llamadas telefónicas.
Amansar a diario la nostalgia para que así ésta duela menos.
Tú y yo lidiamos una pequeña y silenciosa batalla personal, una lucha día a día contra la desesperanza, contra la añoranza del suelo que dejamos atrás y los recuerdos y las voces que siempre guardará consigo.
Conozco de cerca tu sacrificio, los malos días que en ocasiones te hacen dudar y tu entrega cotidiana por dibujar felices tus mañanas.
Tus motivos son parecidos a los míos, nuestras razones viven enumeradas en la memoria y las defendemos con el alma y el corazón. El mismo que nos trajo hasta donde hemos llegado y que sonríe complacido con cada pequeño logro, con cada pedazo de esta tierra ajena que nuestros sueños, nuestro sudor y nuestras manos vuelven cada vez más nuestra.
Hoy valoro tu esfuerzo que también es el mío. Hoy te celebro y me celebro a mí también que andamos lejos, que acortamos distancias, que jugamos con la geografía y conquistamos éste y todos los suelos.
El mundo es de quien nace como nosotros para conquistarlo y no de quien sueña que puede hacerlo.
Un abrazo para todos aquellos conquistadores de espacios nuevos, de alma viajera y pasos lejanos :)
Mile.
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