sábado, 30 de abril de 2011

Fors Fortuna

Hablando hoy por teléfono con una de mis mejores amigas, llegué a la conclusión después de una larga y muy entretenida conversación, de esas que solemos sostener para extrañarnos menos y mantenernos al día; que la tan ansiada felicidad no anda muy lejos escapándose de nuestras manos como muchos suponemos, no, la felicidad no posee la misma consistencia casi etérea de la arena fina de playa que se cuela entre nuestros dedos. La felicidad no es transparente ni utópica. No evade nuestra compañía ni prefiere irse sola a vagar por Dios sabe que rincones remotos e inalcanzables.
La felicidad es más que un voluble estado de ánimo, no se halla precisamente en los ceros que acompañan nuestras cuentas bancarias ni en los lujos que podemos a nosotros mismos regalarnos.
Felices son los que miran con ojos distintos al mundo, aquellos capaces de enfrentar las malas noticias con una postergada sonrisa.
Verdaderamente felices son quienes hacen la felicidad ajena, simplemente suya.
Es lo que yo llamo una felicidad solidaria y compartida.
Para ser feliz nadie necesita de una vida perfecta y descomplicada porque así sólo acabaría por tornarse aburrida, para ser feliz se necesita sentido común y buen humor.
Yo soy particularmente feliz porque es mi derecho y lo merezco.
Porque me da la reverenda gana de sentirme afortunada, porque me creo especial, porque especiales fuimos hechos todos y porque existen con plena seguridad mil motivos maravillosos para vivir la vida que estoy viviendo.
Alguna vez le confesé de lo más seria y bajito a un buen amigo, que yo sentía que mi misión en el mundo era hacer sentir especial a aquellos que precisamente lo son.
Todo comenzó un buen día que caí en la cuenta convencida que andaba rodeada de gente maravillosa, de seres que compartían a diario su belleza conmigo y me regalaban sin ningún costo adicional su sabiduría personal.
Algunos de ellos permanecen conmigo hasta ahora desde la primera vez que los conocí, otros en cambio tocaron mi vida sólo por un ratito.
Pero en estos casos poco importa el tiempo, cuando el legado es infinito.
Y así sin querer siguen apareciendo, comparten su magia y muchas veces después de eso, se despiden ligeritos para seguir sacando más conejos de sus grandes sombreros.
Al final de cuentas todo se convierte en una gran cadena, todo pasa por un ciclo especial en el cual se entrelazan y retro-alimentan nuestros íntimos deseos y nuestro agradecimiento sincero.
Cómo pretender ser más felices si ni siquiera somos capaces de valorar nuestra pequeña gran felicidad.
Cómo pedir demás si menospreciamos lo que bondadosamente se nos fue concedido y que para muchos otros consiste en cambio un sueño irrealizable.
Por qué pedirle al mundo que te dibuje sonrisas si tú no se las regalas primero.
Por mi parte mis días transcurren llenos de alegrías y frustraciones, hay días soleados y otros conservan al sol en mis pensamientos.
Hay mañanas que despierto con flojera y todo me sale mal, hay tardes que pierdo el tranvía, se me pasa la sal en la comida o no acierto los ejercicios de mi libro de gramática rojo.
Luego llego a casa resignada, me pongo el pijama y cuando enciendo la laptop cabizbaja, más de un mensaje de gente que me extraña y se encuentra repartida por el mundo me esperan, suena el teléfono y mi hermana mayor con su humor negro me arranca sin querer más de una carcajada, Marquitos me trae un pastelito de ciruelas que sabe me encanta y que encontró en oferta en la panadería cerca al trabajo, como si fuera poco finalmente mi almohada y sábanas huelen riquísimo y se sienten suavecitas porque no hace mucho pasaron por la lavadora y el nuevo detergente que compré es efectivamente todo un éxito.
Es entonces a la hora de las buenas noches y los dulces sueños, a la hora de hacer el balance diario y dar mentalmente las gracias, es que me recuerdo a mí misma qué constituye, a pesar y después de todo, mi verdadera y única fortuna.



viernes, 22 de abril de 2011

Quieres?

Era tiempo de hacer maletas, Alemania dictaminó fuerte y claro, con sus diéresis y su particular acento, que  según sus leyes tenía que regresar al Perú.
A pesar de mis averiguaciones, las indagaciones de mis amigos, la buena intención de mis colegas en el trabajo y la indignación de los que me conocían, Alemania me comunicó solemnemente hace varios años que había que regresar a casa.
Luego de haber pasado por una ruptura dolorosa y después de haber iniciado una nueva y maravillosa relación. Era tiempo de decir adiós.
Lo tomé con calma. 
Quizás era mi destino, quizás no me fue designado echar raíces allí, pensé.
Decidí orgullosa que lo más conveniente sería volver lo más pronto posible a donde realmente pertenecía, para así reiniciar mi vida e inventarme una nueva rutina.
De Alemania no quería saber nada más. Mi mente voló hasta mi ciudad natal y me veía abrazando después de mucho tiempo a mi familia y caminando finalmente por sus calles.
Resolví convencida que a pesar de suceder inesperadamente, era la oportunidad perfecta para empezar con mi tesis, licenciarme y buscarme un buen trabajo.
Dentro de mi lista de resoluciones, se hallaba dejar atrás todo aquello que me atase a mi pasado o a ese ingrato país del cual decidida me despedía.
Fueron días muy tristes para él.
A pesar que procuraba disimular la angustia, yo podía percibir la pena en su rostro, sus sonrisas se habían borrado ligeramente y sus ojos habían perdido el brillo habitual.
Cuando un día llegó del trabajo y me vió haciendo maletas, dejó caer su maletín al suelo y retumbó en el silencio un eco.
Corrió a abrazarme y lloró.
Mientras una mano acariciaba mi pelo, la otra procuraba deshacer mi maleta esparciendo mi ropa por doquier.
Mi mente se transportó en ese preciso momento al día aquél de mi primera despedida. 
Era de noche, el taxi esperaba afuera y yo me encontraba parada en la sala de mi casa frente a mi hermana mayor con Sebas a su costado y mi segundo sobrinito en brazos.
Cuando se suponía que era el momento de desearme buen viaje, según lo pactado sin ningún atisbo de tristeza, Sebastián que andaba por los cuatro, rompió en llanto y se abrazó con fuerza a mis piernas, a pesar de su diminuto tamaño no dejaba de forcejear mi maletín para poder arrebatármelo de las manos. 
Con las muchas lágrimas corriéndole por la carita no paraba de repetir: No te vayas Milena. No te quiero perder. Quédate por favor.
Al recordarlo me estremecí, de vuelta a la realidad, envuelta en sus brazos y rodeados de ropa, reconocí con la sabiduría que nos da el corazón y no la razón, cuánto amor sentían esos dos hombres por mí y cuánto miedo le producía ahora a él, la idea de mi ausencia.
Dejé entonces mi equipaje inconcluso y salimos a dar una vuelta.
Algunos días después se le ocurrió sorprenderme con una propuesta totalmente inesperada.
Acepté encantada y empezamos el pequeño viaje de despedida que con tanto esmero había planeado para mí.
Además de visitar un par de países vecinos, nuestro destino principal fue  Venecia.
Nos prohibimos terminantemente hablar de billetes de avión, horarios de vuelo o siquiera pronunciar la palabra adiós.
Disfrutamos cada instante como el último y nos enamoramos un poquito más cada vez.
Caminamos de la mano empapados por la lluvia ininterrumpida, compartimos varios helados de frutas, brindamos con vino y comimos la mejor pasta y espagueti de nuestras vidas.
Vagamos por las callecitas estrechas y empedradas a solas y de madrugada, escuchamos encandilados un concierto de música clásica y nos dejamos iluminar por las velas de algún acogedor restaurant.
Hubieron ratos en que abrazados nuestros pensamientos se perdían en la inmensidad del agua que nos rodeaba y en las coloridas luces que adornaban a la lejanía el paisaje.
Fuimos inmensamente felices.
De vuelta ya a Alemania, procuramos mantener el buen humor y fingimos permanentemente una sonrisa.
Llegó el día ineludible y vanamente postergado de manejar hasta Berlín para por fin despedirnos.
Mi mente confiaba que nuestro sentido común nos ahorraría malgastar nuestras esperanzas e intercambiar falsas promesas. Confiaba que nuestro buen tino dejaba tácitamente claro que ese era verdaderamente el final.
Cargó mi maleta, me acompañó al counter y luego fuimos juntos a tomar desayuno.
Recuerdo con exactitud la pequeña cafetería y la disposición de las mesas.
Recuerdo cuál fue la que escogimos, recuerdo haber pedido una taza de café y él un jugo de naranja recién exprimido.
Recuerdo al hombre de al lado ocupado con su laptop, a la pareja de atrás conversando y a la mujer de la esquina leyendo el diario.
Entonces sucedió.
Me miró con todo el amor del mundo contenido en ese par de ojos azules que se asemejan al cielo.
Tomó mis manos entre las suyas que temblaban, pero que aún se sentían tibias.
Sacó una cajita del bolsillo y el tiempo se detuvo.
Todos callaron.
Los meseros se codearon, los hombres de negocios quitaron sus ojos fijos de la pantalla, la mujer dejó a un lado el periódico y simultáneamente todos contuvieron el aire y sonrieron enternecidos.
Tenía claro a pesar del pesimismo y el sentido común, que la vida quería vivirla sólo conmigo.
No me dijo de memoria ningún discurso, no recitó algún poema o una frase aprendida, no brindamos con champán francés ni nos encontrábamos en un restaurante fino.
Sólo dejó que su corazón hablara por él y el amor le salió en filita de los labios.
Sus ojitos se humedecieron y parecía estar viendo caer nuevamente la lluvia del cielo.
Me contó ensimismado de su gran descubrimiento, del futuro que no quería que llegase sin mí y de la felicidad que solamente le era posible a mi lado.
De los días, de los planes y los recuerdos que junto a mí quería construir.
De la casa que algún día habríamos de pintar, de todos los viajes por realizar, de las fotos por tomar y de las caritas pequeñitas que quería que llevasen mi rostro y su apellido.
Cuando el reloj sin piedad marcó la hora de irse, nos abrazamos cerca a la puerta en un abrazo distinto. 
No nos sentimos dos, sino más bien solamente uno.
Tomé mi equipaje de mano conmigo, nos miramos y sonreímos.
-Hasta pronto novia!- me dijo en su español recién aprendido.
-Hasta pronto novio mío!-
Y así felices, hechos el uno para el otro, nos despedimos...



miércoles, 20 de abril de 2011

The Departure

Nadie posee un mapa guardado en el fondo de un cajón o alguna bola de cristal capaz de descifrarnos los recovecos del destino. Ni siquiera las líneas entrecruzadas de las manos pueden augurarnos con certeza el porvenir.
Nadie sabe con seguridad que caminos seguirán sus pasos o cuántas veces habrá de hacer maletas en la vida.
El futuro es incierto y las despedidas no son sencillas. 
Inesperadas o planeadas, deseadas o no; nos regalan sin pedirlo un dolorcito agudo que se esconde en nuestras fibras más sensibles. Nos dibujan un pliegue transparente en el alma para siempre.
A pesar de saber que existen muchos más regresos y bienvenidas pendientes, el corazón se te estruja y tu nostalgia inquieta empieza a echar de menos y a notar la distancia de por medio.
Los días se hacen eternidades y los kilómetros años luz.
He perdido la cuenta ya en cuántos cumpleaños, días especiales y momentos familares me he ausentado hasta ahora.
Debe ser que mi mente se rehusa a tomar nota de mi ausencia y prefiere hacer de cuenta que aún le quedan mil motivos para celebrar.
He aprendido, más de fuerza que de ganas, a conformarme con imágenes inmóviles atrapadas en el tiempo y voces que algunas veces me llegan desde lejos.
Mis ojos han desarrollado la capacidad de descifrar gestos en las fotos, imaginar momentos y crear diálogos. 
Mi nostalgia ahora se conforma con escuchar atenta por teléfono la felicidad de otros para compartirla y mis ganas se apaciguan con un mail largo lleno de detalles, para incluirme mágicamente así, en la historia.
Sé perfectamente que muchas serán las anécdotas y los álbumes de los cuales no formaré parte.
Sé perfectamente que cada cumpleaños puede ser el último de mi abuelita y yo le quedaré para siempre debiendo el abrazo.
Sé también que mis sobrinos crecen rapidísimo y yo por lo pronto me voy perdiendo de sus juegos, de sus ocurrencias y sus progresos.
Le debo ya varias flores y desayunos en la cama a mamá, y la oportunidad de engreirla demás cada segundo domingo de Mayo.
Ya no existen más almuerzos familiares los Sábados de cada semana, ni me cantan happy birthday todos alrededor de la mesa.
No hay forma de cuando me sienta mal tomarme un taxi para visitar a mi mejor amiga, contarle mi pena y recibir su abrazo reconfortante. 
Cerca ya no tengo a mis tías para que me traten como una niña de siete años y me quieran como a su propia hija.
Las tardes de cine en casa con películas de terror y canchita salada para compartir con mis primos se acabaron.
Mi papá ya no ronda la cocina ni me cuenta anécdotas surrealistas y graciosas de su familia, ni tampoco mis hermanas toman desayuno conmigo un feriado o  día Domingo.
En esta vida todos vamos y venimos.
En esta vida algunos extrañan y otros más bien se hacen extrañar.
Pero hay quienes somos un poquito de los dos y sabemos a ciencia cierta que los que nos aman nos llevan siempre consigo. Que nos tienen en sus pensamientos y nos dedican sus buenos deseos.
Debe ser entonces que todo su amor inconmensurable, me llega puntual, a diario y tibiecito.  Por eso mis días de lejos se hacen soleados y llevaderos.
Confío en que les hago falta pero en el fondo se alegran al verme  tan resuelta, dueña de mi destino y buscadora de mi felicidad.
Y es precisamente esa felicidad la que me trajo aquí y de la cual ellos sin saberlo forman parte. Porque mi mundo feliz no existe sin todos aquellos a los que echo de menos... y que afortunadamente al igual que yo, comparten el mismo cielo.




Obie Bermudez - Todo El Año von shyhonestjosh

sábado, 16 de abril de 2011

Cartas a Milena

Esta es una selección de la correspondencia que mi padre me ha enviado durante todos estos largos años que vivo lejos. 
Quien además de heredarme su apellido y enseñarme a jugar ajedrez, también  me regaló alguno que otro talento que hoy orgullosa conservo. 
De quien recibí a los 13 como regalo de cumpleaños mi primer CD de Sinatra y me reveló el fascinante mundo de la buena música, la literatura y las palabras.
Palabras suyas que hoy transmito, porque compartirlo a él, es a fin de cuentas y por antonomasia, compartir mi propia y verdadera esencia.

Ya Sábado 15. ( Abril 2011)

Estos días estaba leyendo a Vallejo nuestro vate universal. Ya viejo, leo mejor, me emociono más: Vallejo es genial. Un día como hoy muere este poeta de verdad. Lee esto:

                      IDILIO MUERTO

Qué estará haciendo esta hora mi andina y dulce Rita
de junco y capulí;
ahora que me asfixia Bizancio, y que dormita
la sangre, como flojo cognac, dentro de mí.

Dónde estarán sus manos que en actitud contrita
planchaban en las tardes blancuras por venir;
ahora, en esta lluvia que me quita
las ganas de vivir.

Qué será de su falda de franela; de sus
afanes; de su andar;
de su sabor a cañas de mayo del lugar

Ha de estarse a la puerta mirando algún celaje,
y al fin dirá temblando: "Qué frío hay ... Jesús!".
Y llorará en las tejas un pájaro salvaje.

Mile, hija mía, tienes un talento que siempre admiraré. Te extraño mucho y te quiero cada día más. Estoy orgulloso de tí por tu cultura, por tu fino sentido del humor, por tu fuego creativo. Todo lo haces bien, con calidad y pulcritud. 
Sigue adelante, rompe todas las cercas.

Cuando llevaba a tu Sebas a su clase de inglés, me quedaba las dos horas deambulando por las librerías del centro y encontré estas joyas, nuevecitas  y en su bolsa plástica: El gran Gatsby de Francis Scott Fitzgerald y Memorias de África de Isak Dinesen. 
Sentado en una banca de la Plaza de Armas, con el sol de las 5 de la tarde, leí emocionado las primeras páginas de El gran Gatsby, luego cerré el libro y agaché la cabeza para disfrutar en mi mente la prosa de este genial novelista. 
Ya en la casa leí a Sebas unas líneas de memorias de África, la parte que describe su casa en la colina, genial, poética.

Hija, sigue leyendo. La lectura te abre horizontes insospechados y te hace fácil la redacción y el acto creativo.
Cuando fui con Sebas a Lima y estuve en el aeropuerto de Trujillo: pensé en tí. 
Allí habías trabajado y me puse un poco triste y te quise más.

A Edith Piaf, cantante francesa, le dicen la gorrión de Paris; escucha esto y suspira: "Les feuilles mortes" o escúchala en la voz de Yves Montand. Y también L'hymne à l'amour".
Un abrazo de tu padre que te quiere y extraña siempre.


Viernes, 5 de la tarde. (Diciembre 2010)

Mile, te puse tu nombre pensando en la enamorada de Franz Kafka (Milena Jensenská) quien tiene un libro de su correspondencia con ella: "Cartas a Milena".

Eres especial como tu nombre y eso ha marcado tu vida. Estoy orgulloso de ti porque eres única, original y fuerte. Ahora que empieza un nuevo año, quiero que seas feliz y que todos tus planes sean realidad, lo mereces.

Viaja por todo el planeta.

Hija, cualquier diferencia entre los dos, olvídalas. Ha sido un aprendizaje de ambas partes; somos seres humanos que buscamos la perfección. Quiero que te realices y seas lo que aspires.

Busca tu felicidad, no la sacrifiques por los demás; vive todos los instantes de tu vida a plenitud.

Recibe un abrazo de tu padre que te quiere siempre, mi Mile, mi Milena Balbuena Design.


Sábado 16. (Octubre 2010)

Acabo de leer tu mail. Eres la hija que siempre quise tener, que cualquier padre quisiera tener. Demuestras fuerza interior, actitud, cualidades que tu padre valora. Me ahorraste tiempo en aconsejarte, ya maduraste y encontraste el hilo conductor. Hija, somos los mejores. En cualquier parte del mundo vamos a destacar siempre porque tenemos talento, somos muy inteligentes y somos alegres. Mira hija, uno sabe en su fuero interno que tira, que es capo, porque ha comprobado que siempre marca la diferencia, que ha ganado batallas, y eso al final te pone tranquilo, confiado y te da fuerza y te sirve para una vejez vigorosa y creativa.

Así debes estar siempre: rompiendo paredes a patadas, bajándote un cerro a puntapiés. Eres la mejor, nadie te gana carajo. Eres muy inteligente y no andas en vainas; eso me gusta de ti.
En el mundo todos son iguales, todos podemos ganar. 
Me has puesto contento y estoy muy orgulloso de ti. Justo estos días hablaba de ti con tu mami, y le hablaba de tu fuerza y de tu inteligencia. A cada rato veo tu foto donde estás al pie de la carretera a 1000 metros de Frankreich, mostrando tus bíceps y tus poderosas piernas, que indican fuerza y voluntad y que estás lista para ganar.
Estos días son días felices para todos nosotros. 
Te mando unas fotos cuando estuvimos contentos los Balbuena Elías: tu mami, Carli, Angie, y mis nietos. Salimos a comer tres días afuera. Fuimos al Squalos, al Long Horn y cerramos almorzando en la mamá de Mauro. Estando en el Long Horn yo les hice recordar de esos días que mandabas tu CV buscando trabajo y sonaba el teléfono día y noche y me molestaba porque no atendías; te rogaban y no ibas, y les dije: "hoy día Mile estaría despachándonos el almuerzo, pero los mandó al diablo porque no había nacido para mesera".

Recibe un abrazo de tu padre. De gusto voy a comer rico en tu nombre; puede ser un patito con frijoles o un sudado de corvina.
Saluda a Markus y que venga que acá la comida está rica y el clima de la patada.

 
Jueves 30, 11:40 de la mañana (Setiembre 2010)

¡Buen diseño!
Tu nota es 19, la nota 20 te espera siempre.
Ese diseño es tu toque de distinción. 

Así eres tú: creativa, inteligente, única.
Eres mi hija, la artista, la talentosa, de gran imaginación.
Nadie es igual que tú.
Disfruta cada momento. Trata de ser siempre agradable y natural.
Nunca dejes de ser amable, así vas a conquistar el mundo. 

¿En qué idioma le hablas a los alemanes?
Me alegra saber que la pasas bien y estás llena de vida.
Nunca pierdas el buen humor.

Yo estoy esperando al vidriero que no viene. He cambiado la puerta de la terraza por una mampara, y así como tú yo también ejerzo mis dotes de diseñador.
Ahora la luz entra e ilumina la pared que antes estaba oscura. 
Esa pared será una galería donde irán fotografías de los que amamos: las fotos de ustedes tres y de sus hijos y uno que otro papel que exprese los logros obtenidos por los Balbuena en esta vida.

Te quiero mucho.
Tu padre.


Jueves 22, 11:30 de la noche (Julio 2010)

Hoy en la mañana fui a Glorisa para comprar la grifería de la cocina y al regresar vi tirada en la puerta una tarjeta: era tu postal. Me he sentido alegre y feliz y he sonreído pensando en la profecía de la bruja: "Viajará por muchos países..."

Tu mamá y yo pensamos con fuerza del amor en tí para que no te pase nada. Queremos que seas inmensamente feliz, que disfrutes todos los instantes de tu vida.

Yo se que eres fuerte y estás preparada para resolver las adversidades. Sé feliz siempre y cuando vengan los días oscuros acude a tu potencia mental para que venga la luz, la paz nuevamente. Vive en equilibrio, en armonía con la naturaleza, contigo, con los demás. No te enojes, piensa que todos somos humanos y fallamos a veces por la falta de experiencia. Perdona. Abraza. 
Saluda con amor. Aprende a transmitir cariño. Se tolerante. 
Si fallas, ríete; date otra oportunidad.

Que Dios te cuide todos los días. Te quiero mucho.
Recibe un abrazo de tu padre.

Tu madre te envía un montón de amor para que estés protegida.
Saludos a Markus, le deseo que le vaya bien en todos sus proyectos. 
Cuando venga le cocinaré platos peruanos.

P.S. Ya recibí tus fotos; están bonitas.

Tu padre, que te ama.


Lunes 11, 7:15 de la mañana. (Agosto 2008)

Hija, hoy me he levantado temprano, a las 5:30 a.m. Te envié unas fotos de Luciano cuando estuvo en Lima. Acabo de tomar mi avena y estoy lúcido. Pienso en tí con fuerza y amor.

Quiero felicitarte por tomar la decisión de separarte de Holguer. Es una muestra de valor y calidad de la persona. Estoy orgulloso de ti porque sabes mirar las cosas como son; no te dejas engañar por ningún idiota, ni aceptas chantajes sentimentales o franeleos que sólo procuran sacar ventaja. Con dolor veo mujeres que siguen con farsantes, gastadores empedernidos, acomplejados contrarios al progreso, estúpidos vanidosos, buscadores del éxito bamba; mujeres que no quieren enfrentarse a la VERDAD, no quieren "tener problemas", y así siguen con estos imbéciles. Pienso que las cosas cuando no van, hay que cortar rápido. Hay que ser frío y lógico. No se debe hipotecar la vida por prejuicios estúpidos.

La vida siempre sigue su curso. Las leyes de la naturaleza son invariables. Las personas nos acomodamos y seguimos viviendo.
Eres libre, esa es tu ventaja. Es tu mayor tesoro. O sea que eres rica, estás limpia. Actúa con la lógica simple; fría en decisiones fundamentales, apasionada en la búsqueda de la felicidad.
Las precariedades que puedas estar enfrentando no son nada frente al porvenir y el tiempo que te falta vivir. Recién empiezas.
Respira profundo y camina segura. Se fuerte y ríete. Búscate un buen cuero; desarróllate. Te tengo fe. Eres una reina desde tu nacimiento. Eres de una naturaleza fuerte, de un destino grande. No puedes perder nunca y voy a vivir para verlo todo.

Tu padre, que te cuida las 24 horas.


Hoy es domingo 10 en Perú. Son las 9:18 de la mañana. (Agosto 2008)

Luciano vino hoy de Lima; fue a ver a su madrina Carla, quien la llevó al Parque de las Leyendas y después al cine.

Estos días está saliendo un sol fuerte, como en verano, acá en Trujillo.

Tus sobrinos son los niños más felices de la tierra. Viven en un mundo de fantasía aquí en la casa. De un patio pasan al otro patio, en la sala hacen casitas con los cojines, dibujan todo el día o ven tele hasta cansarse. Tu ahijado es muy creativo y no para de jugar. Tu mamá ha comprado cartuchos de tinta a color y me está pidiendo la PC para imprimir un dinosaurio a colores.

Tu hermana Carla está contenta con su trabajo. Trabaja sin presión.
  
Después que terminó Carla, acabó la atención que yo seguía a su carrera. Estoy jubilado. Ahora bajo mis películas clásicas, música, leo noticias, leo mis libros, me entretengo con el ajedrez y estudio matemáticas para estar siempre listo. 

Yo te extraño mucho. Sólo quiero verte un ratito. Me acuerdo de tu voz y de tus ocurrencias. Yo confío mucho en ti. Sé que eres muy inteligente y al final siempre haces las cosas bien. Tienes carácter y pasión para realizar tus propósitos y resolver tus problemas. Cualquier decisión que tomes, de cualquier índole que sea, yo, TU PADRE, estaré de acuerdo contigo. Quiero que seas feliz completamente. La vida es simple. No hay que crearse problemas, no hay que hacerse bolas. Hay que cuidarse el cuerpo, dormir bien, comer bien. Aprender a disfrutar de la naturaleza. Saber vivir la tarde, el sol, la brisa. una buena conversación. La vida se puede manejar con un poco de dinero nada más.

Sigue para adelante. Yo desde aquí estoy contigo en cualquier instante. Siéntete protegida por mi amor en cualquier circunstancia. Para mí siempre has sido la mejor. Conozco tu brillantez y ya me lo has demostrado. 
Estoy satisfecho por lo que eres. 
Espero que tengas una hija como tú, y quiero vivir para enseñarle ajedrez.

Un abrazo de tu padre que te admira y te quiere toda la vida.


Viernes 8, 3:49 de la mañana. (Agosto 2008)
 
He despertado de un sueño y he ido a la cocina a ver el reloj y he visto que eran las 3:30 de la mañana. Me desperté llorando y así me he quedado un rato. Luego he tratado de seguir durmiendo; pero he escuchado nítidamente que alguien bajaba apresuradamente por las escaleras y he prendido la luz de mi cuarto (tu cuarto) y no había nadie. Entonces he decidido escribirte mi sueño. Así es:

Te encontré en una ciudad desconocida. En un local de amplias ventanas de vidrio que quedaba en una esquina, estabas tú dando clases de baile, y tus alumnas reían y te miraban con admiración, y había gente afuera que también admiraba tus pasos de baile y la gracia de tus ademanes. Yo te he reconocido y te he visto después de mucho tiempo y me quedé paralizado. Eras tú. Parecías una gitana.
He querido acercarme rápido; pero también he tenido miedo de que no me reconocieras, después de tanto tiempo sin vernos.
Con gran resolución he ido a buscarte, con fuerza en mi corazón, y has volteado y me has visto y has corrido hacia mí y me has dicho "¡Papá!". Nos hemos abrazado fuertemente y hemos llorado los dos. Yo mojé tu hombro con mis lágrimas, tu vestido era celeste y brillaba.
Después sé que nos hemos separado y he tomado un viaje de regreso con personas de otros lugares. Parecía un avión, y la gente reía. Tu eras la anfitriona o aeromoza, la que repartía la comida. La gente era especial, con poderes especiales; se mandaban mensajes en imágenes con la mente, y yo podía leerlos también. Repartiste arroz árabe, postre. Una señora protestó por la comida y por la bebida; después que se ha ido esta señora tú me diste una cerveza helada que me habías guardado. Y yo he pensado feliz que tú te acuerdas de mí. Y me he despertado llorando. Es la primera vez en mi vida.

Hija, donde estés, sé fuerte y sé feliz.

Si alguna vez te he causado dolor, necesito que me perdones.
Todos los días pienso en tí con amor.

Tu padre que te quiere.
 

Martes 29, 7:08 de la noche. (Abril de 2008)
 
Milena, me complace saber que piensas y te preocupas en tu progreso personal. Estoy contento por eso. Yo quiero que mis hijas sean ganadoras siempre. Siempre piensa en tu perfeccionamiento personal. Come bien, vístete bien, vive la vida bien.
 
Mira hijita, para mí eres una chica muy inteligente y super lista. Si te pones a estudiar fuerte, tu talento natural para los idiomas va a aflorar. Exíjete y verás, te vas a asombrar de tus capacidades. En tus genes llevas destrezas para aprender cualquier cosa. En cualquier lugar del mundo, siempre que se trate de desafíos académicos, la gente es pesimista y magnifica la dificultad de los cursos. Esos son aquellos que no tienen tus recursos. Siempre ocurre lo mismo en todas partes. Dicen que es tranca y que mejor ni te metas. Mentiras.
 
El cerebro y el esfuerzo son capaces de hacer cosas imposibles. La cuestión es trabajar duro. Nada más. Entrégate al  trabajo intelectual de horas tras horas a la máxima concentración. Ese es el secreto. Estudia como nunca en tu vida lo has hecho.
 
Diseña una estrategia a seguir. A veces hay que ser cauto y no apurarse. Ten el alma limpia, la alegría a flote, siéntete superior, siéntete inteligente, siéntete invencible. Yo lo he comprobado cuando ingresé a dos universidades sin academia. Considérate la mejor, date ánimos. Ese estado te pone alerta y concentrada. Confía en tu suerte y en tu destino.
 
Ahora que estás lejos siento que te quiero mucho, y quiero abrazarte. Cada día recuerdo anécdotas y cosas que ocurrieron contigo en nuestra casa. Quiero verte hervir tu té en el microondas sin importarte el consumo eléctrico. (ahora lo hago yo).
Quiero verte chiquita para alzarte. Me acuerdo cuando para sentirte adulta, te parabas encima de una silla y jugabas a lavar los platos. No supe quererte esos días como debía. Eso le ocurre a todos los padres. Estaba un poco ciego. Ahora siento que te quiero tanto, y por eso no quiero que te pase nada y quiero que triunfes y que viajes y que hagas todo lo que quieras y que seas feliz.
 
Recibe de tu padre un fuerte abrazo. Te envío todo mi amor para que te haga fuerte cada minuto de tu vida allá en Alemania.
 
Tu padre, que te puso por nombre MILENA y que te adora.
 
CARLOS BALBUENA VILLARREAL.




Frank Sinatra, My Way (Live at the Royal... von waytoblue

miércoles, 13 de abril de 2011

Colgando en sus manos

Aprendí con él a probar cosas nuevas. A montarme a una moto y pasear abrazada a su espalda una tarde de verano, a perderle el miedo a los gatos que antes me causaban terror, a dormir durante todas las estaciones del año con la ventana del cuarto entreabierta.
Hasta el gusto me cambió y ahora pruebo encantada comidas y sabores que antes me rehusaba y escucho atenta cuando me habla de Torvalds o de Linux. 
He comprendido al fin,  las bondades de un software libre y de una vida descomplicada.
Aprecio ahora mejor gracias a él, la belleza que esconde lo simple y lo sencillo.
Ni el maquillaje o mi ropa le importan, porque a él le parezco todavía más linda cuando recién despierto y sonrío.
Me explica paciente todo aquello que hay que explicar y perdona mis metidas de pata y le da siempre que sea necesario, una segunda oportunidad a mi inmadurez.
Con él yo río a carcajadas, a él le cuento emocionada mi día y cuando estoy en desacuerdo y peleamos, disfruto doblemente de la reconciliación.
Él me habla gracioso en mi idioma para enternecerme y canta desafinadísimo las canciones que hace mucho, un día grabé para él. 
Me abraza tibiecito cuando me da nostalgia, me lleva  té a la cama  y me engríe cuando no me siento bien.
Es mi razón para decidirme a vivir lejos, para descifrar una gramática indescifrable, para arriesgarme a empezar todo nuevamente de cero.
Con él me imagino cambiando pañales, y no concibo mejor padre, más paciente o amoroso, que él con nuestros futuros bebés.
La rutina nos roba en ocasiones la oportunidad de sorprendernos, pero siempre que hayamos un espacito pequeño, tratamos de recordarnos, con o sin palabras, cuánto amor nos une y cuán felices nos hace dormir abrazados y despertar juntos también.
Fueron muchos los meses y los kilómetros que alguna vez nos separaron, pero sin embargo no hubo siquiera un día que él no me animara a seguir intentándolo, o me asegurara bajito por teléfono que lo nuestro tendría un "happy end".
Cada despedida en el aeropuerto se llevaba una parte importante de mí, y ahora que vivimos juntos cuando se despide por la mañana para ir al trabajo, me quedo pensando y agradezco en silencio a la vida tan generosa, por darme la oportunidad cada día de crecer junto a él.
Lo amo por ser perfectamente imperfecto, me divierten cada una de sus extravagancias y todas sus manías, me derrito cuando intenta hablar fluido el castellano o hace algún gesto gracioso para lucir en cambio más serio, me sorprende su habilidad para lidiar con trámites y papeles que a cualquiera volverían loco, me enorgullecen su independencia y cómo tan joven a pesar de las dudas y riesgos, decidió un buen día volverse su propio jefe y hoy después de tanto esfuerzo, le va muy bien.
Tengo la fortuna incalculable de poseer su corazón, sus palabras dulces y su alma transparente.
Quizás algún día pueda leer esto y entender cada palabra a la perfección, quizás algún día su mente y su instinto entiendan simultáneamente cuánta belleza me inspira y cuánto amor contienen estas líneas.
Mientras tanto seguramente hará uso de algún traductor y sonreirá complacido junto a algún diccionario.
Pero es que como algún día hace mucho tiempo le dije... el amor en español, suena todavía más bonito.




martes, 12 de abril de 2011

Whatever will be, will be...

Y las minorías hablaron, esas que cansadas de ser ignoradas, de ser continuamente postergadas, alzaron su voz y decidieron elegir a su manera y mejor parecer un nuevo rumbo.
Esas que no tienen acceso a la información y que poco o nada les interesa ojear el Plan de Gobierno de su candidato favorito, porque simplemente no entienden mucho de palabras difíciles que sólo las enredan y confunden.
Esas que esperan que un discurso les llegue al corazón y no los adornen con cifras y estadísticas.
Esas que buscan identificarse con alguien que escuche su drama y su hondo pesar. A las que poco les vale que un candidato tenga una maestría en el extranjero, haya sido graduado con honores o posea un curriculum envidiable, si no les habla claro, alto y facilito.
Esas cuyos hijos no pueden seguir una carrera, porque la plata no alcanza y es más conveniente reemplazar el conocimiento por una entrada fija que pague cuentas y recibos.
Aquellas que no tuvieron la oportunidad hasta ahora de volverse más sabias y que destinan a los hermanitos mayores a vender caramelos y limpiar lunas.
Pocos lamentablemente; y hay que reconocerlo, tenemos la suerte, porque de dónde yo vengo es más cuestión de azar y buena fortuna que un derecho respetado; de educarnos como Dios manda, de desarrollar la capacidad de emitir juicios de valor, de entender a profundidad y poder analizar discursos políticos, pocos manejamos bien las estadísticas que aprendimos a interpretar en algún curso en la universidad.
Debe ser que la indignación y la decepción que nos producen unos resultados  electorales desalentadores, nos hacen olvidar por momentos, aquellos menos afortunados pero igual de peruanos como nosotros mismos; que se cansaron, que hicieron esta vez mayoría y pidieron un cambio radical. Un cambio que si ha de ser antisistemático, nuevo, liberal o hasta riesgoso, finalmente los incluya.
En el fondo cada Peruano aspira y sueña lo mismo, al final todos por igual queremos nuestro bienestar, la diferencia está en cómo cada uno particularmente concibe el progreso, cuánto estamos dispuestos a sacrificar o a arriesgar para conseguirlo.
Hoy habrá que tomarse un respiro, acallar las aguas, mirar con atención y descubrir cuánta indiferencia pululaba por los aires.
Hoy no se trata de ser populista, nacionalista o pesimista, hoy más bien se trata de voltearnos para ver atentos nuestra verdadera realidad. La desde hace mucho ignorada. La que nos sonroja y nos incomoda. Esa que te toca la luna del carro cuando el semáforo está en rojo o te vende golosinas en los micros.
Por ahora estaremos muchos en desacuerdo, por ahora expresaremos algunos impotencia o frustración.
Pero pronto habrá que ser buenos perdedores. Habrá que mirar para adelante.
Pronto sin más opción, tendremos que cambiar la desesperanza, por el beneficio de la duda y la buena fé.
Al final todos somos igual de víctimas del desacierto; los que eligieron mal porque no supieron cómo elegir, y los que elegimos bien y sin querer queriendo no le dimos a los demás, la oportunidad de elegir mejor.



lunes, 11 de abril de 2011

Crónica de una desgracia anunciada

Érase entonces por los años noventa, que un desconocido ingeniero agrónomo de ojitos jalados le volteó el partido a un prominente y talentoso escritor. Para la sorpresa de muchos y la incredulidad de otros, este señor salido casi del anonimato que manejaba su tractor y bailaba tambaleándose en sus mítines de manera torpe pero graciosa, ganó las elecciones del Perú.
Por ese entonces tenía 6 años y aunque poco entendía de la política y sus complicadas lides, presenciaba como mis padres veían derrumbarse sus esperanzas y sentían como se desbordaba su frustración.
Dos años después, un cinco de Abril para ser más exactos, este señor disolvió el Congreso de la República, aludiendo como justificación la falta de voluntad política del Congreso y la crítica situación militar entre el Estado y el grupo terrorista Sendero Luminoso. Este hecho marcó un quiebre constitucional en el país a través del cual Fujimori se convirtió en un gobernante autoritario que intentó perpetuarse en el poder a través de la consolidación de una autocracia corrupta. 
Éste fue sólo el comienzo de una serie de objetables y cuestionables actos y conductas que llevaron a mi país al caos y el desequilibrio.
En el año 2000 Fujimori tomó la controvertida decisión de postular para un tercer mandato. Tras una campaña empañada con acusaciones de fraude electoral, venció sospechosamente en segunda vuelta a Alejandro Toledo. 
Yo andaba por los 16 y cursaba el primer ciclo de Arquitectura. 
En mi casa no se discutía de nada excepto de política, mi padre esperaba ansioso las ediciones de la Revista Caretas y adquiría sólo los pocos periódicos opositores que no fueron comprados ni acallados por Montesinos.
Las diferencias generacionales entre mi padre y mis hermanas simplemente desaparecieron. Hablábamos todos en la mesa y discutíamos acaloradamente indignados de la injusticia y el maltrato al que los peruanos estábamos siendo sometidos.
Ninguno de nosotros concebía tanta ceguera, tanta terquedad ni tanto cinismo.
Escasa conciencia tenía por aquel entonces sobre la Soberanía y el verdadero significado de la palabra Democracia, que hasta hacía poco solía instintivamente relacionarlas con mi clase de Educación Cívica en la escuela.
Ese año, muchos jóvenes hicimos historia.
Ese año nos levantamos en pie y alzamos la voz.
Mis clases en la universidad se interrumpían a menudo, para así en grandes masas marchar en contra de lo que nuestra mente aguda y nuestra alma inquisidora nos alertaba.
Recuerdo inclusive una tarde caminar protestando junto a cientos de personas más, de diferente apariencia y edades, durante horas y horas en el centro de mi ciudad, por calles y plazas con mi papá haciéndome compañía.
Se que ambos nos sentimos mutuamente orgullosos, él por mirar complacido el buen tino de su hija y yo por sentirme apoyada e incentivada a luchar por mis ideales.
Hoy parece ser que el sonido ronco e impetuoso de los que gastamos allí nuestra voz, se ha perdido en el olvido.
Hoy leo aterrorizada como la memoria frágil de muchos pretende borrar la historia, simplemente negándola.
Hoy lamento que no hayamos crecido lo suficiente en alma y espíritu para reconocer nuestros errores y no repetirlos.
Me aterra la idea de un escenario desalentador y falto de esperanzas.
Hoy tengo 27 y sencillamente me niego a creer que de manera voluntaria muchos hayan elegido equivocadamente la continuación del horror y el desasosiego.
Hoy me siento triste porque estoy lejos, porque saco cuentas e imagino con amargura; que a mi país, ese que nunca gana mundiales pero conserva el buen humor, ese dónde se come rico y nació un premio Nobel, el dueño de todas mis nostalgias y poseedor de la gente que más amo y extraño; lejos, muy lejos está también, de regalarle un futuro mejor y más feliz a mis hijos.


martes, 5 de abril de 2011

Déjame que te cuente...

Pocas poseen nuestra gracia o nuestro salero, pocas mueven tan bien sus caderas contorneadas al ritmo de un festejo.
El espíritu revive y danza al compás de nuestra peruanidad con las notas de un cajón y una guitarra.
El castellano se vuelve música en nuestras palabras y nuestros labios le regalan a la lengua de la madre patria una melodía sin igual y contagiosa.
Nuestras manos hacen magia y conquistan cualquier paladar con un cebiche o un lomo saltado servido en la mesa.
La generosidad, el buen humor y nuestro encanto latino, derriten corazones que rendidos caen de todo el mundo a nuestros pies.
Nuestra piel que coquetea con el sol y nuestros ojos profundos, hacen nuestra belleza no sólo exótica sino además exquisita.
Somos una mezcla encantadora, defendemos con coraje lo que amamos y convertimos lo que ansiamos sin dudar en nuestro.
Somos hijas dedicadas, madres amorosas, amigas fieles y amantes complacientes. 
Somos coquetas y sorprendentes.
Multiplicamos el escaso presupuesto si hace falta, trabajamos duro y nos sobra energía para hacer las veces de amas de casa.
Cuando caminamos por calles lejanas, nuestro carisma nos hace dueñas del mundo y nuestra sonrisa es capaz de iluminar cualquier espacio ajeno.
Toda nuestra gracia es parte de una herencia incalculable, de una combinación maravillosa y de una tierra generosa.
Soy orgullosamente latina...
Soy peruana, con jazmines en el pelo y rosas en la cara; Trujllana con pañuelo que revolotea y se ufana, con mirada de primavera y risas enamoradas.


domingo, 3 de abril de 2011

La Bicicleta lila

Cuando empezaba la universidad y surgió la oportunidad de hacer las veces de traductora en una agencia Au Pair en la ciudad donde yo vivía, el pánico me inundó y pasó por mi mente declinar ante tal ofrecimiento; sin embargo mi padre, muy directo y conciso, me dijo: "Yo, que he vivido mucho más que tú y soy una persona adulta que supera los cuarenta, podría andarme con dudas, sin ánimo de experimentar cosas nuevas, pero tú que por el contrario eres tan joven, deberías arriesgarte a equivocarte o a acertar, de eso se trata la juventud después de todo".
Me quedé con sus palabras revoloteándome todo el tiempo y terminé por aceptar aquél trabajo de medio tiempo.
Papá tenía razón, mi edad que por aquél entonces apenas superaba las dos decenas, tenía que estar dispuesta a arriesgarse, a probar cosas totalmente diferentes a las acostumbradas, a vivir esa etapa llena de novedades e inciertos, con hidalguía, resolución y sobre todo con harta curiosidad.
Él lo sabía perfectamente, él había pasado precisamente por eso y sólo buscaba compartir su sabiduría y animarme a arriesgarme y poner a prueba mi talento; al final como él también solía decir, lo peor que a uno le puede pasar es sumar una experiencia valiosa más al baúl de los recuerdos.
Gerta tenía la cara dulce y el pelo blanco de aquellas abuelitas engreidoras y tiernas, varios años atrás tomaba religiosamente los domingos lonchecito con todos nosotros y no dejaba de hablar orgullosamente de Hansi, el pequeño lorito que le hacía a diario compañía desde que su esposo murió. Un regalo que recibió de su hijo para así alegrarle con sus aleteos coloridos el día.
A pesar que no nos unía ningún lazo directo, Gerta siempre fue muy amable conmigo, me abrazaba con la misma calidez que a su propia nieta y me sonreía mientras me pasaba el azúcar en la mesa.
Cuando llegó el verano todos me recomendaron ir al trabajo en bicicleta, el aeropuerto donde hacía las veces de counter efectivamente no quedaba tan lejos, y el airecito fresco junto con sus días soleados me animaban a seguir sus consejos.
Entonces se les ocurrió también a todos en la familia, que yo podría usar perfectamente la bicicleta que Gerta guardaba en el garaje desde hacía ya unos años. Resulta que un buen día calló de ella cuando se encontraba pedaleando camino a la panadería y entonces preocupados resolvieron que a su edad ya no estaba para esos trotes.
Esa bicicleta lila, que por cierto aún conservo, me sirvió para ir a diario al trabajo, para lucir unas piernas más contorneadas y para perderle el miedo a las caídas intempestivas, a los rasguños y a las heridas.
Ayer camino al supermercado, Markus me contó que en Gößnitz, la pequeña ciudad dónde tuvimos nuestro primer departamento juntos y dónde Gerta también vivía justo en el mismo edificio que Rudi, su abuelo; había sucedido un lamentable accidente.
Al cruzar Gerta la calle junto con una amiga, haciendo uso de su acostumbrada independencia, fueron ambas sorprendidas por un auto que las embistió y les quitó la vida.
Me quedé boquiabierta y sin palabras, luego lloré de la pena; me imaginé el dolor que toda esa familia, que por cierto hace mucho tiempo no veo, podría estar en estos momentos sintiendo, recordé nuestros lonchecitos de fin de semana y la vez que le llevé flores por su cumpleaños y cuando Hansi se posó en mi hombro para darme la bienvenida.
La vida es tan fugaz, en ocasiones tan efímera.
Solemos perder el tiempo dudando, temiendo, negándonos a nosotros mismos nuevas oportunidades.
Obviamos los te quiero, postergamos los mensajes o las llamadas de cariño, restamos importancia a las muestras de afecto, confiamos tontamente que nuestras personas especiales saben con certeza que las amamos y cuánta diferencia hacen en nuestras vidas.
Quizás Gerta no fue demasiado allegada a mí ni llevábamos la misma sangre; pero sin embargo siempre que estuvo cerca sentí su aprecio y su cariño, siempre me miró con ternura de abuelita porque sabía que la mía andaba lejos.
Hoy hace un día espléndido en Leipzig, el sol resplandeciente en el cielo parece estar diciéndonos a gritos que ya es primavera.
Hoy daré una vuelta en bicicleta, para que mis ojos se deleiten con el pasto verde y las flores nuevas, para que el viento me susurre en el camino y juegue divertido con mi pelo. 
Hoy mi corazón la evocará sonriente y celebrará poder pedalear tan vivo ésta y muchas primaveras, hoy los recuerdos bonitos y las muchas flores pintarán de un lila intenso la mañana.
Hoy es un día especial de muchos días soleados para mí, hoy elegiré un camino nuevo de muchos caminos distintos por elegir.



Yael Naim et David Donatien "New Soul" von totoutard