viernes, 14 de enero de 2011

Pelos de pollo

Marquitos tuvo hoy su primer día de clases. Hace poco se inscribió a escondidas en un curso de español en la Volkshochschule, serán todos los Lunes de seis a ocho y media de la noche.
Tenía miedo de ir inicialmente porque el curso había empezado ya desde Setiembre, es decir se ha perdido varias clases desde entonces y su inseguridad lo desanimaba.
En la noche llegó cansado después de un largo y agotador día.
"Hola mujer!" me saludó en perfecto español, luego me contó emocionado sobre su primera clase, me comunicó solemne: "Milena, mi profesora dice que mejor  me inscriba en el siguiente curso, uno más avanzado porque el de hoy es muy fácil para mí."
Yo de lo más enternecida y muerta de la risa, le pregunté: "en serio?"
"Sí Milena, fui el único en colocar en el orden correcto las palabras para formar oraciones, y cuando pidió un sinónimo de "lustig" (gracioso en alemán) yo dije chistoso, pero ella buscaba más bien la palabra divertido, y usé bonita en vez de guapa, estuvo bien?"
A pesar de los consejos de su reciente estrenada profesora, ha decidido continuar asistiendo a ese curso porque como él mismo me resumió con total seriedad: "le falta aún aprender las estructuras gramaticales básicas."
Yo por mi parte me siento toda una madre orgullosa, pero como él es poco pretencioso, me ha dicho que piensa guardar perfil bajo y callar aunque se sepa las respuestas en clase, para que no le cojan ojeriza, por ahora ya hizo buenas migas con un compañero, "su amigo el químico" (me contó en español por supuesto).
Ah pero eso sí, me dijo también, " ya le dije a mi profesora que tengo prohibido por mi esposa pronunciar el castellano con acento español, nada de diferenciar las "Z", las "C" y las "S". Sólo tengo permitido hablar el "español latinoamericano"!
Por ahora trata de sacarle el jugo a las pocas palabras que se sabe en castellano y las combina todas muy gracioso para formar una oración! En una de nuestras acostumbradas sesiones de "cine en casa" mientras veíamos una película de suspenso, de repente soltó una frase inesperada, "uy tengo pelos de pollo!" pero lo que en reaildad quiso decir fue: "uy se me puso la piel de gallina!" 
Lo dijo tan natural y con tal convincencia que esta vez a mi risa no le quedó más remedio que convertirse en carcajada y resonó en nuestra habitación de manera estruendosa!
Él pobrecito se me quedó contemplando largo rato, ignorante por completo de su hazaña.
Sólo atinó a reirse junto conmigo.
Desde entonces en ocasiones me sorprenden en medio de mi rutina sonriendo de la nada, y cada vez que me preguntan el motivo, les confieso que andaba recordando alguna película de suspenso, que a mí, se me hizo particularmente más bien divertida. 

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