viernes, 14 de enero de 2011

Querido Santa:

Estoy segura que estás a la espera de alguna carta mía con mi respectiva lista inacabable de pedidos, como de costumbre.
Pues bien, esta vez para tu sorpresa, la mía será más bien una cartita de agradecimiento.
Se que tú todo lo ves y sabes perfectamente diferenciar aquellos que fueron buenos de los que no lo fueron tanto.
Pero me pregunto si también tienes la capacidad de leer el pensamiento.
Sea como sea, estoy convencida que conoces mi nueva vida y el que fue mi nuevo comienzo.
Precisamente de aquello es que quiero hablarte y agradecerte, porque nunca a mis veintiséis años fuiste un Santa tan eficaz como conmigo este año.
Gracias por envolverme de rubio y pintarle los ojos azules a mis sueños, por permitirme compartir junto a él cada día y despertar sintiéndome aún más enamorada.
Gracias por regalarme la dicha de una familia maravillosa que a lo lejos me cuida y desea firmemente que toda la felicidad me sea concedida.
Gracias por adornar preciosamente mi árbol con amigos fieles de toda la vida y algunos nuevos que me hacen sentir dulcemente acompañada.

Gracias especialmente, porque cada Navidad llenas tu saco de motivos nuevos para ser feliz y volverme una mejor persona.

Un beso, hasta el 24 a la media noche.



Mile.

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